Esta cosa rara que es la vida vale más cuando una se siente la verdadera protagonista de ella. (Beatriz Espejo)

sábado, 24 de agosto de 2013

CAMINO DEL NORTE EN BICI: DESDE IRÚN A RINCONEDA




La propuesta me llegó de sorpresa, nada más volver de Pirineos mi amiga Candy me cuenta que dos amigas suyas van a hacer el Camino del Norte en bici. A mí se me ponen los ojos de corazón porque desde siempre lo he querido hacer, así que le pido el teléfono y hablo con Conchi. La salida es el día 14 de agosto y la vuelta el el 21. Tenemos seis  etapas por delante y lo que falte hasta Santiago,  para el próximo año.
Toda una aventura: la bici,  personas que no conozco, el camino que es el más duro de todos....
Nos encontramos en la parada del autobús con las bicis perfectamente embaladas, con muchos nervios y mucha ilusión. El autobús a punto de llegar y una llamada del taller: ¡Olga ha olvidado los pedales! A partir de aquí risas, nervios, risas, risas.
LLegamos a Irún a las 11 de la noche y nos pusimos a montar las bicis.



Salimos a las 9, después de perdernos por las calles de Irún, desde el puente de Santiago en dirección a San Sebastián pasando por el santuario de Guadalupe, primer subidón y primera caída de Conchi, el camino era de pedruscos y más pedruscos.

Bajamos hasta Pasaje de San Juan y cruzamos en barca hasta San Pedro, para llegar a la Playa de Gros y luego a la Concha.



  A Olga se le salió un pedal, intentamos arreglarlo sin éxito y Conchi se despistó y siguió para adelante.

A trancas y barrancas llegamos al Monte Igueldo, sin pedal y sin Conchi  que, por fin apareció , se había ido al Parque de Atracciones jajajjajajj.
Teníamos un grave problema: el pedal pero  contábamos con la amabilidad vasca. Un chico se metió en su garaje y salió con un pedal de otra bici, se lo colocó a la de Olga y continuamos nuestro camino hasta Zumaia.







Caminos de cabra, bidegorri, subidas,
bajadas y a las 8 de la tarde llegamos a Zumaia.
 Una cena maravillosa en un albergue monumental:Villa Luz.


En nuestra primera jornada habíamos recorrido 68km desde Irún hasta Zumaia. El primer albergue fue una buena experiencia, compartimos habitación con un peregrino más y pudimos descansar plácidamente...mas o menos.
Después de un mágnifico desayuno nos pusimos en marcha para conocer, antes de nada, los flysch de Zumaia. Una maravilla de la naturaleza .




A las 9 nos pusimos en marcha hacia Deba, nuestra etapa acabaría en Guernica.

Los primeros kilómetros fueron por caminos y pequeñas carreteras locales.



 Cuando nos acercammos a Deba nos encontramos con la fiesta del pueblo, nos invitaron a tomar un aperitivo.

En el pueblo paramos a comer un bocadillo y luego continuamos por una carretera comarcal, llegamos a la provincia de Vizcaya, conocimos gente por el camino.
Chupamos mucha carretera este día .
Lo más duro fue subir al Monasterio de Cenarruza por la calzada, en un estado lamentable, tanto el de la calzada como el mío.Jajajajaja.

Llegamos al albergue de Guernica poco antes de que cerrara, a las 18:50.
Nos aseamos y nos fuimos a cenar.
De vuelta al albergue pudimos ver los fuegos artificiales que inauguraban las fiestas de la localidad.
Recorrimos 70km en total.
Descansamos bastante bien en el albergue , aunque salimos más tarde de lo previsto por culpa de la secadora....
Era nuestro  tercer día , nos despediríamos de Euskadi, acabando la etapa en Pobeña, última localidad vasca. a diferencia del día anterior sería gran parte por caminos.
En la primera parte, un cuestón enorme, el Alto de Gerekiz,  donde conocimos a Tato, hermano de un chico que conocía Conchi en Aldeanueva.
Con él haríamos el resto de camino hasta Bilbao.
 En Lezama paramos a comer un bocadillo.

Luego nos encontramos con una pareja de italianos y los seis juntitos nos perdimos varias veces para encontrar el monte Avril y llegar a Bilbao.

A las horas de más calor, subimos las cuestas más duras, bajamos y volvimos a subir,hasta llegar a Bilbao.




Aquí disfrutamos mucho del recorrido por la ciudad, el casco viejo, el ayuntamiento, el Guggenheim.....aquí hicimos una parada bastante larga, antes de salir de la ciudad.




LLegamos al Puente Colgante y cruzamos a Portugalete.


Desde aquí por un bidegorri de 12 km llegamos hasta Pobeña , a las 9 de la noche, sin plaza en el albergue y sin posibilidad de quedarnos en ningún otro lugar. Afortunadamente el hospitalero se compadeció de nosotras y nos permitió dormir en el suelo con una esterilla.
Ha sido la jornada más dura, 78 km, nos hemos perdido varias veces y además a dormir en el suelo. Mañana será otro día.

Empieza el cuarto día, desayunamos con un chico de Pamplona, Santi que hará parte del camino con nosotras.
Para empezar nada mejor que una subida de 99 escalones , pero merece la pena porque se llega a un camino con unas panorámicas de la costa espectaculares.

Rodamos por un camino paralelo a la costa muy llano , luego seguimos por una vía verde, continuamos por carreteras locales sin apenas tráfico, por el interior de los valles cántabros.



Hasta llegar a Castro Urdiales, preciosa ciudad donde hicimos una parada para visitar la Iglesia de Santa María de la Asunción.

Luego continuamos hasta Laredo , primero por caminos y luego por carretera.


Aquí coincidimos con una pareja que habíamos visto en Bilbao .


 Juntos cogimos un ferry hata Santoña.

Ellos se quedarían en Santoña al contrario que nosotras que queríamos acabar la etapa en Güemes.
LLegamos a Güemes a las 19 h, justo cuando el albergue se cierra. Un albergue enorme y muy bonito, donde tuvimos el privilegio de disfrutar de una habitación para nosotras solas. Allí nos volvimos a encontrar con Santi.

Este albergue es muy peculiar porque las instalaciones son maravilllosas, hay mucha gente y se respira un ambiente muy humano en el mejor sentido de la palabra.
Por la mañana, nuestro quinto día, salió lloviendo, ¡todo no iba a ser perfecto!
Santi se vino con nosotras. A los pocos kilómetros, en un carril bici por Somo, Conchi se golpeó la rodilla contra un pivote de hierro. A pesar delfuerte impacto, siguió pedalenado 50km más.

Desde Somo montamos en el ferry hasta Santander, atravesamos la ciudad y enfilamos hasta Puente de Arce.

Paramos a comer y la rodilla de Conchi se enfrió y empezó a comprender que había sido demasiado fuerte el golpe.


Subimos por una carretera, luego seguimos por un camino junto a unas tuberías metálicas.
Al pasar por un paso elevado de RENFE, Conchi volvió a golpearse, ahora con el pedal. Su desesperación estaba llegando al límite.
LLegamos a Rinconeda, muy cerca de Requejada y vimos un Centro de Salud. decidimos acabar aqui nuestro viaje. Nos despedimos de Santi que continuaría 12km más hasta Santillana del Mar .
Afortunadamente la radiografía mostraba que no había fractura ni fisura, pero la inflamación no permitía seguir pedaleando.
Estos días han sido tan intensos que no nos han dejado mucho tiempo de reflexión. Solamente ahora, recordando lo vivido tengo conciencia de esta gran experiencia.
352 km recorridos en compañía de dos mujeres increíbles.
Olga, Conchi ¡hasta siempre!