Nos levantamos muy temprano pero hasta las once no nos pusimos en marcha. Después de los habituales despistes encontramos el camino correcto y enfilamos hacia le Refuge de Maupas.
Hay un desnivel colosal, pues el camino se inicia a 1100m de altitud y el refugio está a 2450 o sea: subidón. Nos habían indicado que se tardaba unas 4 horas en subir al refugio, debía ser un profesional de las carreras de montañas: nosotras tardamos casi siete horas.
Lo que más nos impactó es que nos permitieran meter nuestros perros en el dormitorio común , lo mismito que en España, vaya.
La guardesa del refugio era una mujer singular, hablaba perfectamente español tennía unos sesenta años, con pinta de hippie del 68 .Se pasaba cuatro meses allí arriba, sola y tan feliz.
Por la tarde dimos una vuelta por los alrededores del refugio y menos mal que no nos alejamos mucho porque se levantó una niebla muy densa y no nos funcionaba el gps.
Después, en la cena conocimos a dos españoles
que estaban haciendo una travesía de las cañeras, en plan cuerdas y tal.
Al día siguiente todo el mundo(bueno solo las 16 personas que durmieron con nosotras) nos felicitó por nuestros perros, no se notó su presencia en toda la noche, y no como otros que se la pasaron roncando.
Después de desayunar decidimos ponernos en marcha hacia el Maupas.
En teoría era una subida de dos horas, dos y media tardamos en llegar , aunque no pudimos hacer cumbre porque los perros echaban piedras para abajo y había mas gente subiendo. Así que nos quedamos a unos cincuenta metros de la cima,
nos hicimos unas fotos y nos dimos la vuelta.
Llegamos al refugio y nos tomamos una cocacola, nos despedimos de la guardesa que nos recomendó visitar Toulouse y nos 
dispusimos a bajar durante cinco horitas.
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