El macizo de los Alpes es lo más espectacular que he visto hasta ahora, en Europa. La belleza del paisaje y la altura de los picos , las construcciones, la flora silvestre ( las margaritas son del tamaño de las ornamentales) y lo que más me ha impresionado: los glaciares. Esos ríos de hielo de decenas de metros de espesor, que se mueve de forma imperceptible y que continuamente transforma el paisaje, arrancando y arrastrando rocas.
Ayer subimos en el tranvía del Mont Blanc desde Saint Gervais (850m de altitud) hasta el Col de Vozá a 1600m.
Esta vez pasaron mejor por la pasarela, aunque no iba a ser el peor momento del día para ellos, el último tramo para ascender a nuestro destino era peor: unas escaleras metálicas que hicieron que Bimba se diera la vuelta y a Maite le costó hacer que subiera.
Una vez pasado el mal trago tuvimos las mejores vistas del Bionnassay.
Allí nos paramos a comer el bocata.
Y después de pensárnoslo decidimos volver en tranvía desde allí mismo, hasta aquí llega el tranvía del Mont Blanc, casi ná.En subir tardamos cuatro horas, en bajar en el tranvía, una horita.
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